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Por la Espiral

 

Por Claudia Luna Palencia

Francescus, el papa de los jóvenes

 

Desde el pasado jueves me encuentro en Roma y El Vaticano  y he podido vivir  como periodista una experiencia informativa por demás apasionante como es el funeral de un papa.

 

          La muerte del papa Francisco, a partir de ahora Francescus para la eternidad, abrirá un período de transición entre un papado austero y progresista hacia otro que muy posiblemente busque un mayor equilibrio entre el pensamiento secular teológico conservador y lo que realidad demuestra con sus avasallantes transformaciones. La vida misma con sus dramas y contradicciones   no está en la Biblia ni en ninguna de sus encíclicas.

 

          El argentino Jorge Mario Bergoglio lo supo ver en su perfecta dimensión: el futuro del catolicismo descansa en el maná de los jóvenes millennials, la generación Z y la Alfa. Y, los adultos de mediana edad sabemos muy bien qué es lo que está pasando con los cimientos emocionales, humanos, ideológicos y sexuales de estas tres generaciones.

 

          A lo largo de sus doce años de Papado, Francisco dedicó buena parte de su tiempo y de su energía a acercar a los juventudes hablándoles en su mismo idioma: desde el aborto, las parejas LGTBIQ hasta la Inteligencia Artificial.

 

          Estos días que he vivido en primera persona su funeral y que he sido testigo del arribo a Roma de cientos de miles de  fieles católicos y devotos al papa Francisco llegados desde todas partes del mundo,  he podido  constatar el gran cariño y la admiración que sienten las juventudes católicas por el legado que deja el argentino.

 

          Ni él mismo se creyó que llegaría a ser papable. El pasado viernes 25 de abril, ante el tsunami de personas fervorosas  tanto El Vaticano, como el gobierno de Italia, decidieron cerrar el acceso a partir de las 17 horas por el riesgo significativo de multitudes concentradas en un reducido perímetro.

 

            Definitivamente, mi admiración para el despliegue de las fuerzas de seguridad italianas, reforzadas en algunos puntos por el ejército, que  velaron porque toda la  larga jornada transcurriese sin incidentes.

 

            Me parece que, a partir, de ahora inicia la leyenda de Francescus. Hay quienes en vida siempre lo pusieron por debajo del legado del papa Juan Pablo II con esas odiosas comparaciones; pero nada tiene que ver el uno con el otro: el  papa Juan Pablo II tuvo un largo Papado de 27 años en una era marcada por la Guerra Fría y la lucha ideológica entre el capitalismo versus el comunismo. No fue en balde la influencia del polaco para que cayese el muro de la URSS.

 

            Con el papa Francisco, la actualidad no ha sido menos desafiante en un mundo cambiante con atentados terroristas, pandemias, invasiones, ciberamenazas y sobre todo, una juventud a merced del nuevo Dios: Internet y el océano de mentiras y posverdades que allí circulan.

 

            Él supo interpretar el signo de los tiempos, leerlos con sapiencia, ese sacerdote de barrio que iba de puerta en puerta llamando para reunir una feligresía que permitiese crear una dinámica de retroalimentación espiritual que les diera luz para ser mejores personas. La esperanza y la fe son, ambos placebos muy efectivos.

 

A COLACIÓN

 

          Me tocó atestiguar ese tsunami humano que primero buscaba fervorosamente un hueco en la explanada de San Pedro para acompañarlo en el funeral; y, después, acudía ayer domingo, para  visitar la Basílica de Santa María la Mayor para acceder a su interior y ver el nicho de Francescus donde yace para la eternidad. Eran horas y horas y horas de gente haciendo fila esperando con fervor demostrarle su cariño.

 

          A Bergoglio se le menospreció y atacó desde adentro del Vaticano  mientras que en el contexto externo su popularidad crecía y tanto, que estoy segura, que nadie apostaba porque fuese tan amado, tan respetado y tuviese tantos seguidores.

 

          No va a ser fácil que, bajo este contexto, venga otro  que no tenga ni su carisma, ni su humanidad, ni su chispa; ni esas ocurrencias con las que solía granjearse  a la gente en la primera impresión.

 

          El que venga estará bajo una enorme presión, bajo la lupa de los feligreses y de las comparaciones. Que voten por otro pontífice que sea tan gris como Benedicto XVI sería un gravísimo error.

 

 


 

X: @claudialunapale

Claudia Luna Palencia

Journalist Economist Writer

Correspondent in Spain Revista Vértigo

W Radio Televisa

CEO of Conexión Hispanoamérica 

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