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Ricos y Poderosos
Marco Antonio Mares
Pymes, en busca del financiamiento
anhelado
Las
Pequeñas y Medianas empresas en
México, mejor conocidas como Pymes,
han sido y siguen siendo una pieza
central en los discursos políticos y
al mismo tiempo, son como una
especie de holograma para las
instituciones financieras, porque
las observan como imágenes
tridimensionales inasibles. Por décadas,
las Pymes han estado en las
proclamas de campaña y hasta en los
planes de gobierno. Sin embargo, la
mayoría de los programas han quedado
en buenos deseos. A pesar de
que el diagnóstico oficial marca que
las Pymes representan alrededor de
90 por ciento de las unidades
productivas, lo cierto es que en la
mayor parte de los casos,
representan negocios familiares
encabezadas por heroicos
emprendedores que enfrentan, la
maraña y corrupción burocrática y,
padecen la indiferencia de la
mayoría de las instituciones
financieras. Ni siquiera
el Tratado de Libre Comercio
Norteamericano firmado en 1994 y la
poderosa ola de modernización y
transformación que provocó de un
importante sector productivo de
México, logró subir a las Pymes. Estas siguen
desintegradas y, salvo algunos casos
excepcionales, no han logrado
engarzarse a las cadenas productivas
exportadoras. Las Pymes,
navegan en las corrientes de la
formalidad e informalidad. Ése es el
problema central de las Pymes. No cuentan
con la estructura corporativa y de
gobernanza que les permita ser
objeto de crédito bancario y mucho
menos del mercado de capitales. La
presidenta de México, Claudia
Sheinbaum, dijo en días pasados que
la banca comercial debe bajar las
tasas de interés al financiamiento
que otorga a las Pymes. Incluso le
pidió al secretario de Hacienda,
Edgar Amador que busque, junto con
los bancos, tanto de desarrollo como
banca comercial, que bajen las tasas
de interés. Y recalcó
que a pesar de que Banco de México
ha venido bajando la tasa de interés
interbancaria, el acceso a un
crédito para una pequeña o mediana
empresa, sigue siendo muy complejo. El tema es
central. Ya se verá qué acuerdan y
cómo avanzan gobierno y banqueros en
ese propósito. Hasta ahora,
han pasado muchas administraciones
gubernamentales sin que se logre el
objetivo de impulsarlas vía el
crédito. No se ha
encontrado el camino que conduzca al
encuentro del financiamiento. Aumentar el
acceso al financiamiento de ese
segmento productivo, hoy más que
nunca, resulta imprescindible, para
la intención gubernamental de
aumentar la industrialización del
país y el contenido nacional. Por otro
lado, en el ámbito bursátil, se
registró en meses pasados, un paso
fundamental para ampliar el
financiamiento a las Pymes desde el
mercado de valores. Con ese
propósito, las bolsas de valores en
México, los intermediarios
bursátiles y las autoridades
financieras: Hacienda, Banco de
México y la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores, impulsaron y
lograron la aprobación de la Nueva
Ley del Mercado de Valores. Este nuevo
marco permitirá nuevos esquemas de
financiamiento para las Pymes, a
menores tasas de interés, a plazos
más largos y con menos garantías. No se va a
lograr de la noche a la mañana,
reconoce el presidente de la
Asociación de Intermediarios
Bursátiles (AMIB), Álvaro García
Pimentel, pero la nueva ley
permitirá avanzar en la
democratización del financiamiento
bursátil. En México
–abunda el dirigente– hay 1.8
millones de empresas formalmente
constituídas. Y de ellas
sólo una tercera parte, es decir 600
mil, tienen financiamiento
institucional. Es decir,
sólo ese número de empresas obtienen
financiamiento de un banco, una
Sofipo o una Sofom. En
consecuencia, hay 1 millón 200 mil
empresas que no tienen
financiamiento formal y lo obtienen
con usureros o empeñando el coche,
la maquinaria o como amigos o
familiares. Y eso, es caro, malo e
inseguro. En el
análisis del sector bursátil se
encontró que del millón 200 mil
empresas que no tienen
financiamiento hoy, alrededor de 51
mil son susceptibles de obtenerlo. El número de
empleados de una Pyme anda entre 10
y 12 personas y con el esquema de
financiamiento en general, esa
cantidad se multiplica por cuatro. Eso quiere
decir que si las 51,000 Pymes, se
financian a través del mercado
podría aumentar el empleo formal en
alrededor de 600 mil plazas en dos o
tres años. Por otra
parte, la nueva Ley del Mercado de
Valores modificó el artículo 54 para
que los empresarios mexicanos o
extranjeros puedan listar o vender
sus acciones, con acciones libres de
voto. Lo cual
quiere decir que podrán obtener
financiamiento mediante la venta de
acciones, sin arriesgar el control
de su empresa. Eso es muy
importante, en la medida en que el
92% de las Pymes, son empresas
familiares. Lo cierto es
que hoy, a pesar de la tormenta
arancelaria que está generando el
presidente Donald Trump, y la
incertidumbre que ello conlleva, el
mercado de valores, es una opción
muy atractiva para la inversión y
conforme avance la consolidación y
ejecución de la Nueva Ley del
Mercado de Valores, sin duda va a
redundar en mayores oportunidades
para las Pymes. Al tiempo.
Twitter: @marco_mares |
(La columna Ricos y Poderosos se publica de
lunes a viernes en el periódico El
Economista. Se reproduce con la autorización
del autor). |